viernes, 24 de febrero de 2012

Finalizó el proyecto dirigido a mujeres tareferas en Aristóbulo del Valle

La Red Local de Protección de Derechos de Aristóbulo del Valle, Provincia de Misiones, conformada por distintas organizaciones sociales y de gobierno, concluyó, en diciembre de 2011, la última etapa del proyecto diseñado para mujeres tareferas  cuyo objetivo consistió en generar una estrategia local para la prevención y erradicación del trabajo infantil. Para lograrlo se trabajó en el fortalecimiento familiar, a partir de la mejora en la calidad alimentaria, en la capacitación para generar nuevas formas para obtener ingresos familiares, así como en el apoyo a la continuidad y terminalidad de los estudios de nivel secundario de los y las adolescentes. 

La Red Local de Aristóbulo del Valle se conformó a partir de los trabajos realizados en los proyectos Ciudades por la Educación y, luego, Fortalecimiento de Actores Locales para la Protección de Derechos, realizados por Estudios y Proyectos, con el apoyo del área de Protección de UNICEF Argentina.


Las 15 mujeres tareferas que participaron del proyecto, cuyas familias alcanzan a un total de 86 miembros, están vinculadas a la Escuela 529 de Villa Salto Encantado, del Barrio 1ro. de Mayo de Aristóbulo del Valle. Esta institución había participado de un estudio de casos sobre trabajo infantil focalizado en la realidad de las familias tareferas, puesto que cuando los niños, las niñas y los adolescentes acuden a la tarefa dejan de asistir a la escuela por períodos prolongados de tiempo.  La particularidad de las familias tareferas, que se dedican a la cosecha de la yerba mate, es que se traslada todo el grupo familiar a los campamentos porque una parte de la paga se realiza en mercancías en el lugar del trabajo, razón por la cual, la familia se traslada en su conjunto a los campamentos de cosecha denominados “tarefa” para no “duplicar la olla” a la hora de alimentarse y porque el trabajo infantil aporta ingresos complementarios por la modalidad de pago a destajo. 

A partir del trabajo realizado, las familias pudieron mejorar la calidad de su alimentación, los niños, niñas y adolescentes en su gran mayoría mejoraron su situación de escolaridad y se logró la reincorporación de adolescentes que habían abandonado la escuela, así como también que las mujeres y mamás se inscribieran en programas de terminalidad educativa, pudiendo dos de ellas finalizar sus estudios. 

El proyecto permitió a las familias generar alternativas económicas para dejar de ir a la tarefa como grupo familiar. En este marco se generó un micro-emprendimiento textil del cual participan 3 mujeres. Por otro lado, las mujeres reconocieron que el hecho de poder cultivar parte de los alimentos de su propia huerta así como el aporte de confeccionar vestimenta para sus familias, fue un aporte a la economía familiar. La posibilidad de acceder a nuevos conocimientos y oportunidades impactó positivamente en la visión de futuro de la familia y en una mejora en su calidad de vida. El 2 de Octubre de 2011 las mujeres asistieron a la Expomujer que se realizó en Posadas y contaron con un stand propio para mostrar sus producciones textiles. Recibieron una mención de honor por parte del jurado, que consiste en un microcrédito, un viaje a Tecnópolis y el desarrollo de una página web.

Respecto de la mejora en la calidad alimentaria mediante el apoyo técnico del Instituto Nacional de Tecnología Alimentaria (INTA) y seguimiento de las huertas y la preparación de alimentos, aprendieron a realizar nuevas comidas y elaboraron un recetario con todo lo aprendido en los talleres. Las mujeres valoraron mucho el aporte de la huerta para la mejora de la calidad de vida de las familias, tanto por la calidad de los alimentos consumidos como por el ahorro que les significó: “todos nosotros necesitamos de una buena alimentación, sana y completa. La huerta orgánica nos provee de esta alimentación sana y buena, y esto casi sin gastos; solamente debemos poner un poco de nuestra voluntad y trabajo” y “hacer una huerta orgánica es una experiencia  en la cual juntos aprendemos muchas cosas nuevas y viejas a la vez. Y por otro lado experimentamos que verduras producidas con abono natural en la propia huerta, tiene un olor, sabor  y calidad mucho mejor que las verduras compradas”. También se realizó una compra de materiales para tener gallineros y de máquinas de coser para apoyar el emprendimiento productivo textil. 

En la capacitación se incluyó también un módulo de informática, que se realizó en razón de que las escuelas de Aristóbulo ingresaron al Programa Conectar Igualdad, por lo que los hijos e hijas de las mujeres comenzarán a utilizar las computadoras para realizar tareas escolares. Con esa intención, la de favorecer el vínculo entre madres e hijos, se realizaron encuentros que permitieron a las mujeres familiarizarse con una computadora. 

La referente local expresó cuáles fueron, en su opinión, los principales aprendizajes del proyecto: “con las mamás tereferas fue el “yo puedo”, sentirse auto-suficientes y que pueden hacer las cosas, pueden acompañar a sus hijos y a sus esposos en la economía de sus hogares. También la obtención de los micro-créditos para el grupo, la capacitación que se hizo sobre derechos, tanto para jóvenes como para los docentes, y la accesibilidad que les hemos mostrado para los programas nacionales, provinciales y municipales. Por ejemplo, si quieren hacer micro-emprendimientos, hay una oficina en el CIC (Centro Integrador Comunitario) que hace monotributo social, con especialistas. Cuando llegaron 3 camiones sanitarios a  Aristóbulo del Valle, hubo casos de señoras que por primera vez se hicieron el PAP, o los lentes. Ellas tenían miedo de venir, pensando que no las iban a atender. Ellas aprendieron que tienen derechos”. 






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